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CONTEXTO
DE PLANIFICACION |
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3.6 Impacto Espacial
3.6.1 Ancón
y Cristóbal
Las áreas de
Ancón y Cristóbal representan áreas de gran demanda,
primordialmente en el sector marítimo, ya que están ubicadas
de manera estratégica en las riberas del Canal. De esta forma,
se puede desarrollar un complejo portuario para los buques que transitan
por la vía. Actualmente, sólo existen puertos en las entradas
y salidas de la República, pero sería muy práctico
el desarrollo de puertos en las laderas de la vía interoceánica,
ya que se mantendría la ruta de transporte, sin desviar las embarcaciones.
Con el fomento del
turismo, se espera la llegada de grandes cruceros al área de Ancón,
lo que motivaría el desarrollo de los puertos. En este contexto,
el proyecto de Fuerte Amador, en el cual se desarrollará un complejo
turístico con hoteles, un muelle para cruceros, centro comercial
y un campo de golf, representa una de los mejores ejemplos de crecimiento
en esta área.
En el área
de Cristóbal, de igual forma, al atracar los turistas en los puertos,
realizarían sus compras en la Zona Libre (o lo que esta represente
como centro comercial en el futuro).
3.6.2 Colón
El área de Colón tendrá un gran impacto económico,
siendo el sector comercio el de mayor crecimiento en esta ciudad, con
la Zona Libre de Colón, la segunda más grande del mundo.
La ruta de transporte y sus puertos aseguran la ventaja comparativa
de esta ciudad.
Un foco de crecimiento
importante en Colón será el del turismo y el del turismo
de compra. Con relación al turismo, la región atlántica
de Colón presenta una de las mejores atracciones con sus parques
naturales, sus variadas playas, especiales para el buceo, y su magnífica
variedad cultural. En cuanto al turismo de compra, este se podrá
explotar de forma potencial con la llegada de turistas a los puertos,
que antes del año 2000 serán cuatro.
En el sector transporte,
con el aeropuerto de France Field esta área tendrá una estrecha
relación con la de Tocumen, ya que por medio de la carretera Panamá
- Colón y los corredores Norte y Sur, el aeropuerto de Tocumen
tendrán mayor accesibilidad, aumentando la eficiencia de las empresas
exportadores.__arriba
3.6.3 Tocumen
En la actualidad,
un punto a favor que presenta esta área es la accesibilidad al
aeropuerto de Tocumen, lo que beneficia a las empresas exportadoras con
el sistema de transporte aéreo.
El área de
Tocumen es de suma importancia y tendrá un vigoroso crecimiento,
porque al terminarse la construcción del Corredor Norte y el Corredor
Sur, el área tendrá un acceso directo hacia otras áreas
metropolitanas y puertos.
En el caso de las
empresas exportadoras, las cuales se encuentran actualmente ubicadas en
gran número en esta zona, las mismas aumentarán su eficiencia
de exportación. En este sentido, la ruta de los corredores ayudará
a disminuir el tiempo de traslado de mercancía de estas empresas
hacia los puertos de entrada y salida que se encuentran en la zona Atlántica
y Pacífica, ya que al estar conectados el Corredor Norte y la autopista
Panamá - Colón, se facilita la comunicación.
Actualmente, el desempleo en estas áreas es uno de los principales
problemas que ahí se presenta, lo que provoca que las personas
tengan que hacer largos recorridos a sus lugares de trabajo, convirtiéndose
esta zona en "ciudad dormitorio". Con el crecimiento económico
que se prevé, esta área llegará a convertirse en
lugar de alta producción.__arriba
3.6.4 Bella Vista
En la actualidad,
Panamá cuenta con uno de los más importantes centros bancarios
de Latinoamérica y, por lo tanto, el área es una de las
más dinámicas del conjunto urbano panameño. Aquí
también se concentran muchos servicios, así como los mercados
de valores y negocios de seguros, los cuales han experimentado un incremento
considerable en los últimos años. El área de Bella
Vista se perfila como el distrito financiero de la ciudad, con un constante
crecimiento en el número de bancos nacionales y extranjeros. Otro
factor importante de crecimiento futuro en esta área es el sector
hotelero, que sólo en el área contará a fines de
1997 con más de 1,500 habitaciones de lujo.__arriba
3.6.5 La Chorrera
En el área
de Panamá Oeste, La Chorrera es el área de mayor potencial
de desarrollo. Una forma de contribuir con este desarrollo es incentivando
las actividades del turismo, ya que en el distrito y las áreas
vecinas se encuentran las playas más populares de Panamá,
como es el caso de Coronado, Gorgona y Punta Barco, entre otras; es decir,
toda la Zona 4 del Plan de Turismo del IPAT, Farallón.
Otra forma de turismo
que se puede incentivar en esta región, por su acceso a las áreas
canaleras, es el turismo de lago, el cual se puede aprovechar para practicar
actividades como la pesca, el esquí acuático, el ecoturismo,
etc. La Chorrera ofrece, además, una puerta de entrada a los parques
naturales.
También, del
lado oeste del Canal está la base aérea de Howard, destinada
a transformarse en un importante aeropuerto internacional y zona de exportación.
Todas estas actividades
contribuirán de manera directa con el establecimiento de un foco
de crecimiento en esta área. A través de este cambio, la
actividad económica de la región podría traer consigo
grandes ventajas, ya que se podrían establecer mayores fuentes
de ingresos y de trabajo en este sector, lo que contribuiría a
que La Chorrera dejará de ser en una buena medida una "ciudad
dormitorio". __arriba
3.7 Implicaciones
del Crecimiento Económico sobre la Estructura Social
A continuación
se examinan los efectos del crecimiento y desarrollo económico
pronosticado para las próximas dos décadas sobre la estructura
social de la Región Metropolitana de Panamá, sin perder
de vista el contexto nacional. En primer lugar, se analizarán las
implicaciones sociales que tendría sobre las áreas metropolitanas
una política que no incorporase planes para su futuro desarrollo.
En segundo lugar, se analizan los efectos que puede tener sobre la estructura
social la ejecución de un plan estratégico de desarrollo
para las áreas metropolitanas.
En el primer caso, se trabajó sobre el supuesto de que seguiría
predominando en Panamá un mercado de trabajo segmentado, como el
creado a lo largo de los últimos 40 años, descrito en la
sección anterior. Para el segundo caso, se partió del supuesto
de que Panamá puede modificar esa tendencia histórica, a
partir de los pronósticos económicos, produciendo lo que
se ha llamado un mercado de trabajo óptimo.
Para los efectos de alcanzar estos objetivos, se analizaron cuatro elementos
fundamentales. Por un lado, el empleo de la población y, por el
otro, el nivel y distribución de los ingresos. También se
consideraron las migraciones y, por último, las redes sociales.
Sobre la base de estos indicadores se trabajaron los diferentes escenarios.__arriba
3.7.1 El empleo
Las múltiples
actividades económicas relacionadas con el desarrollo de una política
dirigida a optimizar el potencial marítimo de las áreas
revertidas de la antigua Zona del Canal sugiere un incremento significativo
del empleo en la Región Metropolitana de Panamá. Sólo
la construcción del tercer juego de esclusas, considerado probable
para los alrededores del año 2010 (y aun antes, según noticias
recientes), demandará aproximadamente 100,000 trabajadores en forma
continua por un período de ocho años.
Los cálculos de empleo realizados por el Consorcio para el año
2020 pronostican una demanda de trabajadores en la Áreas Metropolitanas
del Pacífico y del Atlántico de Panamá de aproximadamente
1,190,514 personas. La cifra contrasta con los 476,982 empleos pronosticados
para el año 2000 y los 591,260 para el año 2005. Los efectos
del crecimiento cuantitativo dejarán sentir fuertes presiones sobre
la estructura social panameña, así como sobre el espacio
urbano del área de estudio. Las demandas sobre las instituciones
sociales y sobre los servicios públicos se multiplicarán,
cuantitativa como cualitativamente, varias veces. Todos estos efectos
se exploran a continuación.__arriba
3.7.2 El Mercado
de Trabajo Segmentado
La segmentación
de la fuerza de trabajo es una decisión política que responde
a estrategias de mediano plazo, con el fin de combinar un crecimiento
relativo de la productividad con la estabilidad requerida para garantizar
el desarrollo. La eliminación de esta u otras formas de protección
de la mano de obra podría generar inestabilidad.
El funcionamiento del mercado laboral a partir de la segmentación
se traduce en la estructuración de un mercado de trabajo no homogéneo
y dividido en segmentos diferenciados e interrelacionados jerárquicamente,
según procesos de internalización-externalización,
en donde confluyen diversos factores de caracterización.
El segmento primario se caracteriza por recoger las situaciones de empleo
más estables, características de los mercados internos de
las grandes empresas y del sector público, que se corresponden
con puestos de trabajo centrales para la actividad de la empresa. La capacidad
de negociación de los trabajadores de este segmento les garantiza
mejores condiciones laborales y la capacidad de regularlas, además
de contar con mecanismos claros de promoción.
Una segunda división se establece en el interior de este segmento,
como resultado de estrategias de flexibilización y control de la
fuerza de trabajo. Esta división tiende a diferenciar un segmento
primario independiente, de empleo estable, con los mayores niveles de
cualificación, mejor remunerados y más enriquecedores, en
correspondencia con la centralidad de los puestos de trabajo que se ocupan.
El segmento primario dependiente contempla los puestos estables de menor
cualificación, que implican tareas más rutinarias y específicas,
y el mantenimiento de unas buenas condiciones de trabajo, resultado de
la capacidad de negociación de sus trabajadores.
Por su parte, el segmento secundario se ve definido por la inestabilidad
del empleo, como resultado de las estrategias de externalización,
las que configuran empleos con bajos niveles de cualificación y
que no posibilitan su adquisición. Se caracterizan por poseer malas
condiciones laborales y por estar localizados en pequeñas empresas
en las que se carece de capacidad de negociación. En este segmento
se incluiría el llamado "sector informal".
Los grupos resultantes de esta clasificación se agrupan en cuatro
tipos, que permiten presentar la realidad del empleo en una área
metropolitana desde la perspectiva de la segmentación. Tres de
estos tipos se corresponden con la caracterización del segmento
primario y el restante con el segmento secundario.
El primer tipo (denominado segmento primario dependiente) contiene las
situaciones de empleo estable, y corresponde a personas que en su mayoría
llevan más de quince años en la empresa y casi todos más
de cinco. Aquí confluyen otras dos características definidas.
Por un lado, se trata del tipo de empleo estable con una menor cualificación
efectiva. Está constituido por asalariados de categorías
profesionales medias y bajas, fundamentalmente de obreros cualificados
y no cualificados y trabajadores de servicios, que se mantienen en un
estancamiento profesional producido por el hecho de no haber ascendido
de categorías en los últimos años, con una mínima
capacidad de control del propio trabajo.
El segundo tipo (identificado como segmento primario intermedio) representa
una situación de empleo estable e intermedia entre el tipo anterior
y el que describiremos a continuación. También resulta intermedio
por su comportamiento en las distintas dimensiones con las que hemos estructurado
el fenómeno de la segmentación. Desde el punto de vista
de la estabilidad, además de recoger el empleo basado en relaciones
contractuales de carácter indefinido y de personas que no han estado
desempleadas en los últimos años, este tipo se caracteriza
por una vinculación a la empresa menos prolongada en el tiempo
que la correspondiente al primero, concentrándose sobre todo en
el período que va de los cinco a los quince años, al mismo
tiempo que incluye una pequeña parte del total de empleo eventual.
El tercer tipo (segmento primario independiente), completa la segmentación.
Se trata del empleo que reúne las mejores condiciones, según
la evaluación derivada de las distintas dimensiones factoriales,
y que coincide con los dos anteriores en la estabilidad del empleo que
significa la contratación indefinida. Destaca sobre todo por la
continuidad laboral, asociada con el hecho de llevar de cinco a quince
años en la empresa y el haber estado desempleado en los últimos
años. También aquí, como sucedía en el segundo
tipo, se incluye una pequeña parte del empleo eventual.
Finalmente, la tipología obtenida de segmentos de empleo se completa
con el cuarto tipo (el segmento secundario), que se opone a todos los
anteriores por la dualidad que introduce la primera dimensión de
segmentación. En este tipo nos encontramos dos realidades del empleo
que se aproximan por los acentuados rasgos de precariedad laboral: el
empleo estrictamente eventual y el llamado "sector informal".
Si bien tal distinción en el interior de este tipo se asocia con
ciertos rasgos diferenciadores, estos no resultan tan relevantes al establecerse
una participación en cuatro tipos.
La configuración de la estructura del mercado de trabajo de las
áreas metropolitanas de Panamá y Colón aporta resultados
de interés, como consecuencia del análisis efectuado mediante
la consideración de la segmentación laboral sobre la fase
de empleo. La corroboración de la segmentación ha supuesto
identificar una división del empleo asalariado que se estructura
en torno a la estabilidad laboral (compaginada con el tamaño de
los centros de trabajo, la representación laboral y los ingresos)
y la capacidad efectiva. La definición de los segmentos de empleo
permite reconocer la existencia de una variedad ordenada de situaciones
de empleo, que se corresponden con la caracterización que se afirma
desde la perspectiva teórica de la segmentación.
Según los pronósticos del Consorcio, en el año 2020
habrá una demanda en el mercado de fuerza de trabajo en las Áreas
Metropolitanas del Pacífico y del Atlántico para un total
aproximado de 1.2 millones de empleos. En el caso de continuarse la situación
de un mercado de trabajo segmentado (según proyecciones tendenciales),
se dividiría el mercado en tres segmentos (referirse a la Tabla
3.7-1 más adelante):
1. El primer segmento reuniría todas las actividades relacionadas
con los niveles de mayor productividad que se encuentren protegidas de
una u otra manera. La lógica indica que tanto los demandantes directos
de esa fuerza de trabajo, como sus clientes, estarían dispuestos
a comprar esa fuerza de trabajo al precio convenido para garantizar los
niveles de productividad alcanzados y, además, para asegurar la
estabilidad política.
Los sectores de este segmento estarían compuestos por trabajadores
con un cierto grado de manejo técnico y profesional, insertos en
actividades productivas relacionadas con la exportación de servicios
marítimos y financieros, así como algunos rubros comerciales
y de servicios. Según los cálculos efectuados, en este segmento
habrá aproximadamente unos 450,000 empleos. Son los trabajadores
de más alto rango técnico y profesional en el área
de operaciones del Canal de Panamá, en los puertos de exportación,
en las empresas manufactureras de informática, en el sector bancario
y financiero y en algunos servicios selectos, entre ellos el gobierno.
En este escenario habría que contemplar espacio urbano para aproximadamente
450,000 trabajadores (aproximadamente 325,000 familias) que harían
demandas sobre el territorio de las áreas metropolitanas en el
contexto del mercado existente. En términos sociales, estos trabajadores
y sus familias se convertirían en sectores de clase media y clase
media alta.
En tal mercado de trabajo, según la tipología descrita anteriormente,
se puede identificar un segmento primario independiente, otro intermedio
y un tercero dependiente. En el independiente se encontrarían básicamente
los profesionales, técnicos y trabajadores con más estabilidad
en los sectores exportadores de servicios. En el segmento intermedio estarían
los trabajadores que gozan de una relativa estabilidad, especialmente
en el sector de manufacturas y algunos servicios. El segmento primario
dependiente concentraría a gran parte de los trabajadores del sector
público.
2. El segundo segmento reuniría todas las actividades relacionadas
con los niveles de menor productividad, que no tienen capacidad de negociación
y que no estarían protegidas. La lógica indica que el nivel
de remuneración de este segmento fluctuará por debajo de
los niveles del valor de la fuerza de trabajo en el mercado internacional.
Los trabajadores en este segmento sin protección no tendrán
el nivel técnico o profesional del sector inserto en las actividades
de exportación, ni la estabilidad de los otros sectores de servicios
(gobierno). Según los cálculos efectuados, en este segmento
habrá aproximadamente unos 550,000 empleos. Estos son los trabajadores
que no han adquirido conocimientos técnicos o profesionales para
insertarse en los sectores de alta productividad. Son trabajadores que
tendrán empleos en el sector de servicios sociales y personales,
en el comercio y en actividades manufactureras y de la construcción.
En este escenario, las áreas urbanas deberán acomodar a
unos 550,000 trabajadores (aproximadamente 375,000 familias) que harían
demandas sobre el suelo en el contexto de un mercado paralelo al existente.
En términos sociales, estos trabajadores y sus familias se convertirían
en sectores de clase media baja y clase baja, cuyos ingresos les permitirían
ingresar al mercado sólo con mucha dificultad. Sería muy
riesgoso hacer pronósticos, pero es probable que una parte significativa
(quizás el 50 por ciento) tendría que resolver su problema
de vivienda urbana en forma espontánea, fuera del mercado formal.
Este segmento se divide entre el empleo eventual y el llamado "sector
informal".
3. En el último segmento de trabajadores "flotantes"
se insertaría un sector muy inestable de empleos, que respondería
a la demanda de la construcción del tercer juego de esclusas en
el Canal de Panamá. Según la Comisión de Estudios
de las Alternativas para el Canal, se calculó que esta obra necesitaría
un promedio de 100,000 trabajadores durante un período de 8 años.
En un mercado de trabajo segmentado, es probable que sólo los trabajadores
de mayor calificación técnica en este grupo recibirían
cierto tipo de protección laboral. El grueso de la fuerza de trabajo
sería contratada directamente del mercado que para ese efecto se
produciría espontáneamente, tanto en el país como
en el exterior.
Con el fin de rebajar el costo de la fuerza de trabajo y mantener segmentados
(protegidos) a los otros sectores que coexisten simultáneamente
en el mercado, es probable también que, en forma paralela al mercado,
se llegue a crear una sobreoferta de mano de obra. Como consecuencia,
es probable que una fuerza de trabajo de hasta 200,000 trabajadores compitan
por los 100,000 empleos del tercer juego de esclusas, creando una población
trabajadora "flotante". Es decir, que en este escenario habría
que contemplar espacios urbanos para aproximadamente 200,000 trabajadores
o unas 150,000 familias. La mitad de esos trabajadores (flotantes) haría
demandas sobre el territorio en el contexto de un mercado paralelo al
existente. Esta mitad flotante se convertiría en sectores de clase
baja cuyos ingresos les permitirían ingresar al mercado con muchísima
dificultad. Es probable que la totalidad (100,000 trabajadores) de esta
"masa flotante" tuviera que resolver su problema de vivienda
urbana en forma espontánea fuera del mercado formal. La otra mitad
estaría inserta en el mercado solamente mientras durase la construcción
del tercer juego de esclusas, creando problemas sociales de inserción
una vez terminada la obra.
De alguna manera,
el fenómeno tendría sus paralelos con la experiencia panameña
de principios de siglo, cuando se construyó el Canal de Panamá.
Por un lado, la empresa del gobierno norteamericano que construyó
la obra garantizó un mercado de trabajo estable para 60,000 trabajadores,
mientras que el resto de quienes aspiraban a un puesto quedaron "flotando"
en los márgenes del mercado, precariamente alojados en casas construidas
con sentido provisional en la línea fronteriza de la antigua Zona
del Canal. __arriba
3.7.3 Los Ingresos
Sobre la base de la
encuesta de hogares de 1991, se hacen algunas estimaciones sobre la situación
de los ingresos en el área de estudio. Estas se amplían
estructuralmente en la sección correspondiente a la descripción
de los centros generadores de empleo propuestos para el futuro.
Un aspecto especialmente importante en el análisis de los ingresos
es la comparación del ingreso percibido por cada ocupado con el
salario mínimo legal, ya que frecuentemente se señala que
la norma del salario mínimo, en la medida en que impone un "piso"
salarial, contribuye a encarecer artificialmente el costo de la mano de
obra, restando competitividad externa a la economía nacional.
Así, en 1991 se observa que el 26% de los trabajadores que declararon
ingresos (es decir, 147,557 trabajadores de un total de 568,015 declarantes)
percibió un ingreso mensual inferior al mínimo legal, y
el 36% percibió un ingreso mayor a uno, pero inferior a dos salarios
mínimos.
Como es de esperar, un buen porcentaje de los ocupados que ganaban menos
de un salario mínimo corresponde a los trabajadores por cuenta
propia (41% del total de los que ganan menos del salario mínimo).
Sin embargo, no deja de sorprender que el mayor porcentaje de quienes
ganan menos del salario mínimo corresponda a trabajadores asalariados
(52% del total). Estos trabajadores, al estar regulados por el Código
de Trabajo, no deberían percibir menos de un ingreso mínimo
legal. En el extremo contrario, se encuentra el servicio doméstico,
actividad en la que se concentra sólo el 3.9% del total de trabajadores
que perciben mensualmente menos del salario mínimo.
Ahora bien, estos 147,557 trabajadores asalariados y por cuenta propia
quienes, estando ocupados principalmente en las actividades industriales,
comerciales y de servicios no financieros, percibían en 1991 un
ingreso inferior al mínimo legal, ¿en qué segmento
del mercado de trabajo se insertaban? La pregunta es pertinente por el
hecho de que, si la mayoría de ellos correspondiese al segmento
secundario, no debería llamar tanto la atención el bajo
ingreso percibido, pero si ocurriese lo contrario (es decir, que la mayoría
se ocupara en el segmento primario), entonces la situación detectada
sería mucho más preocupante.
En efecto, el 52% de los que ganaban menos de un salario mínimo
eran asalariados y el 41%, trabajadores por cuenta propia. Del total de
asalariados, dos tercios (65%) correspondían al segmento primario
y el resto al secundario. En el caso de los trabajadores por cuenta propia,
casi el 98% correspondían al segmento secundario. Lo llamativo
de estas cifras es que, entre quienes ganaban menos del salario mínimo,
34% eran asalariados del sector primario, con contrato de trabajo y bajo
las normas del Código de Trabajo referido a salarios mínimos.
Ámbito urbano metropolitano
Las familias de las áreas metropolitanas eran 210,059 al momento
de aplicarse la Encuesta de Hogares de 1993. Sin embargo, en el caso de
24,073 de ellas (el 11.5% del total) se desconoce el ingreso percibido
por uno o más de sus miembros. De esta manera, las familias cuyo
ingreso se registró apropiadamente fueron 185,986 (el 88% del total)
y constituyen el universo a considerar en el análisis de los niveles
de pobreza familiar en el ámbito metropolitano.
Del total de estas 185,986 familias, el 37.5% (es decir, 69,804 familias)
estaban bajo el límite de pobreza en el momento de aplicarse la
Encuesta. Estas familias pobres se distribuían entre 29,931 familias
indigentes (el 16% del total de familias con ingresos conocidos) y 39,873
familias que, sin ser indigentes, no podían satisfacer sus necesidades
básicas (el 21.4% del total de familias). El resto de familias
(116,182, que equivalían al 62.5% del total) no eran pobres.
Dado que el tamaño promedio de las familias pobres (4.84 personas
por familia) es mayor que el de las no pobres (3.66 personas por familia),
es lógico que el porcentaje de personas en condición de
pobreza en el ámbito metropolitano (38% del total de personas en
familias con ingresos conocido) sea superior al de familias en esta condición,
lo contrario de lo que ocurre con las personas no pobres (48% del total).
En el ámbito metropolitano, del total de familias en extrema pobreza
el 56% lo constituyen familias jefaturadas por hombres, y el 44% por mujeres.
En cuanto a las familias pobres no indigentes, el 69% estaba jefaturado
por hombres y el 31% por mujeres. En las familias no pobres, estos porcentajes
son de 74.2 %y de 25.8%, respectivamente.
El problema existente en materia de ingresos guarda relación con
el hecho de que casi dos tercios de los trabajadores ganan entre cero
y dos salarios mínimos. Como en la familia pobre hay, en promedio,
una sola persona ocupada, resulta que las casi cinco personas que integran
la familia tipo de este estrato deben vivir con un ingreso total que,
en el mejor de los casos, equivale a dos salarios mínimos.
Obviamente, la solución se encuentra en un aumento de la tasa de
ocupación, pero también en un incremento de los ingresos
de los ocupados. Este último punto da pie a un breve comentario
sobre el tema de los salarios mínimos. La constatación de
que algo más de una cuarta parte de los ocupados ganan menos del
salario mínimo, y de que un tercio de ellos trabajan como asalariados
en el sector moderno, no se relaciona con las afirmaciones que se hacen
frecuentemente acerca de los negativos efectos que, con relación
a los niveles de competitividad de la economía panameña,
generaría la "inflexibilidad salarial".
Como la mayor parte del ingreso de un sector considerable de la población
proviene de su trabajo, el primer paso de cualquier estrategia tendiente
a lograr una mayor equidad debe ser el aumento del empleo y de las remuneraciones.
Si se pretende que ese aumento sea sostenible, sin embargo, es indispensable
elevar la productividad. Si los ingresos del trabajo aumentan a la par
con la productividad, es posible conciliar equidad, competitividad y estabilidad,
puesto que los ajustes salariales no elevarán los costos unitarios
de producción.
Tres son los caminos más importantes para llegar a tal fin. Primero,
el más clásico, desarrollar en plenitud el potencial latente
de la mano de obra mediante programas de capacitación, en lo posible
a lo largo de toda la vida laboral; segundo, elevar el ingreso familiar
y el producto nacional, por la vía del incremento de la participación
y de la incorporación a la economía formal de la fuerza
de trabajo secundaria, en particular la femenina, lo que se lograría
a su vez, por medio de la "socialización" del costo de
algunas medidas en favor de la mujer que, en la práctica, coartan
su contratación en el sector formal; y tercero, modernizar las
relaciones laborales, lo cual incluye la posibilidad de introducir sistemas
de salarios participativos, como ya se ha hecho con éxito en varios
países de la región. Esto último no sólo suscita
mejoras de la productividad, sino que reduce los costos marginales de
la contratación de mano de obra, fomentando así la contratación
de más personas. Ambos factores producen un incremento de la masa
salarial. Cabe, finalmente, asegurar que los recursos humanos, actual
o eventualmente empleados, puedan mantener o aumentar su rendimiento,
pero garantizando la existencia de condiciones ambientales que no atenten
contra su salud física o mental.__arriba
3.7.4 El Mercado
de Trabajo Óptimo
La formación
y consolidación de un mercado de trabajo óptimo tiene que
sustentarse en los pronósticos de crecimiento y expansión
de la demanda de fuerza de trabajo. En este sentido es necesario definir
con cierta precisión en qué sectores de la economía
se efectuarán las mayores demandas de fuerza de trabajo. Conociendo
esas tendencias, se pueden ajustar las demandas para garantizar la estabilidad
requerida que mantienen los niveles de productividad. Igualmente, en los
sectores de menor demanda es necesario introducir programas que apuntan
a elevar los niveles de productividad para hacerlos competitivos.
En el caso de Panamá se presentan tres niveles claramente definidos.
Por un lado, el nivel que estará haciendo las mayores demandas
de fuerza de trabajo gira en torno a las actividades que aprovechan la
posición geográfica del país y que están directamente
asociadas con el mercado internacional. En este sector, la inserción
en el mercado internacional exigirá una mano de obra de alta productividad
que pueda responder a las demandas del sector. En segundo lugar, otro
nivel estará haciendo fuertes demandas de fuerza de trabajo, pero
sin estar inserto directamente en el circuito de demandas internacionales
y cuya productividad no es necesariamente muy elevada. La existencia de
una mano de obra excedente puede contribuir a disminuir los costos de
esta fuerza de trabajo en el mercado. En tercer lugar, otro nivel hará
demandas de fuerza de trabajo transitoria, especialmente en lo que se
refiere a la construcción del tercer juego de esclusas.
Es decir, que si no se diseñan políticas de empleo adecuadas
pueden surgir tres "segmentos" laborales en el próximo
futuro: un sector muy productivo, protegido por su capacidad de negociación;
por otro lado, un sector desprotegido cuya fuerza de trabajo recibirá
remuneraciones muy bajas; y, por último, otro segmento flotante,
el de trabajadores que no se insertan en forma estable en el mercado y
que pueden convertirse en un problema político (ver Tabla 3.7-1.)
TABLA 3.7-1
Distribución de los Trabajadores según Segmentos del Mercado
de Trabajo
de las Áreas Metropolitanas: Año 2020
Segmento
|
Tipo
de Mercado
|
Segmentado
|
Óptimo
|
Primario
independiente |
100,000
|
325,000
|
Primario
intermedio |
150,000 |
----- |
Primario
dependiente |
200,000 |
650,000 |
Secundario |
750,000
|
225,000 |
Total
|
1.200,000 |
1.200,000 |
Fuente: Elaborado
por el Consorcio.
Como se indicó,
las proyecciones efectuadas para este estudio muestran que en el año
2020 habrá una demanda en el mercado de fuerza de trabajo para
un total de 1.2 millones de empleos. Debido a las características
heterogéneas de la fuerza de trabajo, es necesario precisar ciertos
elementos que, a la vez, permitan definir a priori algunos problemas y
sus soluciones.
En primer lugar, la población trabajadora en general tendrá
niveles relativamente altos de educación y estará compitiendo
por empleos que demandarán en forma creciente altos niveles de
productividad. La fuerza de trabajo también tendrá una edad
promedio relativamente vieja y su composición por sexo será
casi pareja, con una leve ventaja masculina.
La población trabajadora puede ser, en consecuencia, estratificada
según nivel educativo (técnico), por edad y por sexo. Al
sector de más educación es necesario garantizarle cierta
estabilidad y seguimiento en su formación profesional. Este seguimiento
puede realizarse en el marco de organizaciones creadas, dirigidas y controladas
por los mismos trabajadores. El seguimiento técnico debe ser más
intensivo en los estratos más jóvenes. En el caso de las
mujeres, es necesario tomar en cuenta los efectos, y la importancia para
la sociedad, de sus funciones reproductoras. En el segmento primario independiente,
tal como lo definió López Roldán, se encontrarían
300,000 trabajadores, 175,000 hombres y 125,000 mujeres (200,000 familias).
La demanda de este segmento sobre la tierra urbana y la vivienda sería
satisfecha, en gran parte, por el mercado formal, y estaría apoyada
por el sistema financiero particular y oficial.
El segmento primario dependiente estaría formado, en tanto, por
un conjunto de trabajadores con educación media (universitaria
incompleta e inferior). Es necesario garantizarle a este segmento estabilidad
y seguimiento en su formación profesional. La organización
puede darse dentro de gremios sindicales con características flexibles.
El seguimiento puede realizarse en el marco de organizaciones universitarias,
vocacionales y de otra índole académica. El seguimiento
técnico debe ser más intensivo en los estratos más
jóvenes. En el caso de las mujeres, es necesario tomar en cuenta
los efectos, y la importancia para la sociedad, de sus funciones reproductoras.
En el segmento primario dependiente del mercado de trabajo se encontrarían
600,000 trabajadores, 350,000 hombres y 250,000 mujeres (unas 400,000
familias).
La demanda de este grupo sobre el suelo urbano y la vivienda sería
satisfecha en gran parte por los mecanismos del mercado, ya que estaría
apoyado parcialmente por el sistema financiero particular y oficial. Sin
embargo, tendrían que existir una o varias instituciones privadas
y/o públicas que participen en la elaboración de planes
para orientar el acceso a vivienda de este sector social.
Tanto por la cantidad de trabajadores como por los montos salariales que
representan, este representaría un sector muy atractivo del mercado.
Sin embargo, al no estar totalmente constituido para competir en el mercado,
se requeriría del apoyo institucional en los aspectos financieros.
El segmento secundario estaría formado por trabajadores con una
educación inferior a los estratos anteriores (menos de universitaria).
Debido a las dificultades que encontraría este segmento para competir
adecuadamente en el mercado, habría que introducir los mecanismos
para garantizarle un mínimo de estabilidad. También es importante
darle seguimiento en su superación técnica. La organización
puede darse dentro de gremios flexibles con un fuerte componente educativo.
Al igual que en los casos anteriores, el seguimiento técnico debe
ser más intensivo en los estratos más jóvenes. En
el caso de las mujeres, es necesario tomar en cuenta los efectos, y la
importancia para la sociedad, de sus funciones reproductoras. En el segmento
secundario del mercado de trabajo se encontrarían 200,000 trabajadores,
150,000 hombres y 50,000 mujeres (150,000 familias).
Es probable que en este estrato se encuentre un fuerte componente de trabajadores
extranjeros que lleguen al país especialmente atraídos por
las obras del tercer juego de esclusas. A este contingente habría
que ofrecerle una política muy clara y precisa para que, de ser
factible, desde un principio puedan optar para una integración
más permanente al país.
La demanda de este grupo sobre la tierra urbana y la vivienda sería
sólo parcialmente cubierta por la empresa constructora del tercer
juego de esclusas, que organizaría los campamentos a lo largo del
Canal de Panamá. Para el contingente restante, hay que establecer
políticas de vivienda que pueden ser ejecutadas por instituciones
privadas u oficiales. Estos sectores, por su débil e inestable
inserción en el mercado de trabajo, no pueden responder a los estímulos
de esa instancia. Como consecuencia, para evitar situaciones caóticas
a nivel del espacio urbano, es necesario precisar políticas en
forma anticipada.__arriba
3.7.5 Las Migraciones
Según las proyecciones
de la Dirección de Estadística y Censo de la Contraloría
General de la República, las migraciones del resto del país
hacia la Región Metropolitana de Panamá continuarán,
aunque en forma más atenuada, durante los primeros decenios del
siglo XXI. Mientras que tendencialmente se pronostica un crecimiento demográfico
del país del 1.5% anual entre 1995 y el 2020, a nivel de la Región
Metropolitana el crecimiento anual alcanzará el 2.2% (referirse
al informe de Análisis de las Tendencias de Crecimiento en el Diagnóstico
Estratégico). La diferencia puede relacionarse con las migraciones
del resto del país hacia la Región.
La Región Metropolitana concentrará aproximadamente el 58%
de ese total con 2.1 millones de habitantes. Las proyecciones de la Contraloría
se efectúan sobre la base del crecimiento demográfico de
la población y tomando en cuenta algunas tendencias históricas.
Sin embargo, la Contraloría, al efectuar sus últimas proyecciones,
no incluyó en sus consideraciones las importantes inversiones que
han comenzado a realizarse en las áreas revertidas. Estas inversiones
tendrán un efecto sobre la población que, bajo otras circunstancias,
no migraría del resto del país hacia las áreas metropolitanas.
Igualmente, habría que tomar en cuenta el impacto de estas inversiones
sobre los saldos migratorios con el exterior.
Este estudio estima que, dada las demandas de mano de obra que producirán
las importantes inversiones que ya se iniciaron, y que se prolongarán
durante los primeros lustros del siglo XXI, en las áreas revertidas
y, en menor cuantía, en el resto del país, el proceso migratorio
hacia la Región Metropolitana será más elevado que
los estimados por la Contraloría. Según los cálculos
del Consorcio, la población del área de estudio en el año
2020 será de 2.4 millones de habitantes. Es decir, la Áreas
Metropolitanas tendrá 300,000 habitantes aproximadamente por encima
de las estimaciones de la Contraloría. La diferencia probablemente
será cubierta por migraciones proveniente de dos fuentes independientes.
Por un lado, las migraciones internas que se originan del resto del país;
por el otro, las migraciones externas provenientes, sobre todo, de los
países vecinos de la región.
El efecto del incremento de la tendencia migratoria sobre el área
de estudio será significativo. Desde la Segunda Guerra Mundial
(es decir, desde la década de 1940), Panamá no ha experimentado
olas migratorias desde el exterior. Más bien, en los últimos
decenios este movimiento ha arrojado saldos negativos para el país.
Sin embargo, se ha calculado que por lo menos la tercera parte de los
300,000 inmigrantes adicionales que estima el Consorcio para el año
2020 tendrá su origen en el exterior. Es decir, se recibiría
una migración extranjera de unas 100,000 personas.
La migración extranjera probablemente esté muy relacionada
con la construcción del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá
en la década de 2010. En este sentido, habría que planificar
la distribución de la población inmigrante del exterior
en los campamentos que se establecerían a lo largo de la construcción
del tercer juego de esclusas.
Igualmente, es necesario que se tenga presente la migración extranjera
que llega al país en el período de construcción,
y que no se incorpora directamente a las obras. Experiencias anteriores
indican que una población "flotante" de este tipo estaría
orientada hacia soluciones de vivienda improvisadas en sectores de la
ciudad, que pueden nacer con el único fin de extraer excedentes
de estos inmigrantes, sin contemplar los intereses urbanos en general.
Con relación a las migraciones del interior del país, que
pueden alcanzar un total de 550,000 personas en el período entre
los años 2000 y 2020, es necesario tener en cuenta sus necesidades
de inserción espacial y social. Del total de 550,000 personas que
migrarían hacia la Región Metropolitana, la Contraloría
estima que 350,000 corresponderían a la tendencia histórica.
Los 200,000 adicionales, entonces, son resultado del cálculo que
hace el Consorcio como resultado de la atracción que ejercerían
las inversiones realizadas en las áreas revertidas.
Según las proyecciones económicas efectuadas, tales inversiones
generarían los empleos necesarios para absorber gran parte de la
población migrante. Sin embargo, esta dinámica no garantiza
que el mercado tenga la capacidad de crear las instituciones indispensables
para movilizar los recursos necesarios para satisfacer las demandas de
espacio urbano y de viviendas. En este sentido, sería necesario
proceder a organizar medios que permitan enfrentar las demandas y solucionarlas
con eficacia.
En relación con la demanda ocasionada por la construcción
del tercer juego de esclusas le competiría a la empresa responsable
establecer los campamentos y coordinar estrechamente con el gobierno el
traslado de los trabajadores a esos lugares. Igualmente, el gobierno o
las instituciones creadas para el caso tendrían que coordinar todo
lo relacionado con la finalización del contrato de trabajo con
la empresa. En cuanto a las otras demandas de vivienda, existen varias
fórmulas que pueden establecerse. En primer lugar, proyectar una
acción gubernamental de carácter institucional para la construcción
de viviendas en áreas seleccionadas para ese fin. En segundo lugar,
establecer una coordinación con empresas urbanísticas para
que, en estrecha colaboración con las entidades planificadoras,
se definan objetivos y metas en el marco de las demandas del mercado para
satisfacer con anticipación las necesidades del espacio urbano
y de vivienda.__arriba
3.7.6 Las Redes
Sociales
Las inversiones que
se pronostican a corto y mediano plazo en el área de estudio también
tendrán un fuerte impacto sobre el tejido social de las áreas
urbanas. La tendencia histórica de Panamá en los últimos
50 años ha visto surgir un número plural de organizaciones
sociales. Estas organizaciones pueden clasificarse por un lado, como coyunturales
y, por el otro como estructurales.
Las organizaciones sociales coyunturales aparecen para solucionar problemas
puntuales. Entre estos se destacan problemas como la construcción
de un servicio público, la defensa de algún espacio territorial
o el acceso a algún derecho negado.
Las organizaciones sociales estructurales aparecen, a su vez, para resolver
problemas complejos. Entre estos se destacan las relaciones laborales,
las demandas de educación y salud, así como los de representación
política.
En los países como Panamá, en donde se combinan factores
como las fuertes migraciones internas y la falta de instituciones para
acoger sus demandas, las mismas familias tienden a darse organizaciones
que intentan resolver los problemas. Las organizaciones de autogestión
buscan soluciones a problemas puntuales, como la construcción de
servicios públicos, la defensa del territorio sobre el cual se
encuentran asentados e, incluso, la localización de viviendas.
Estas organizaciones de autogestión proliferan, sobre todo, en
las áreas geográficas donde se asientan las familias recién
llegadas de otras regiones del país. En el caso de las organizaciones
que surgen para enfrentar problemas más complejos, generalmente
se presentan bajo dos condiciones. Por un lado, son organizaciones que
responden a experiencias más complejas y duraderas. Por el otro,
son experiencias que se producen dentro de relaciones de mercado, donde
se negocian precios y costos. El caso más ilustrativo es el sindicato,
en donde quienes ofrecen su fuerza de trabajo tratan de organizarse para
enfrentar en forma conjunta y en mejores condiciones a aquellas que hacen
demandas sobre este bien.
Con motivo del rápido crecimiento de la economía panameña,
en los próximos años se prevé la aparición
de numerosas organizaciones sociales que, a su vez, definirán las
redes que corresponden a sus mejores intereses. Las redes sociales que
generan estas organizaciones sean puntuales o complejas- contribuyen a
realizar tareas que el mismo mercado no está en capacidad de realizar.
Por este motivo, hay autores que denominan las redes sociales como "capital
social". Es un recurso independiente del mercado que tiene a su disposición
las organizaciones que configuran las redes. En la medida en que el mercado
sea débil o le falte la extensión necesaria, las redes sociales
han de servir como importante complemento al desarrollo de los objetivos
de los individuos o familias que se involucran en proyectos.
Aplicando la tipología que se utilizó para ilustrar las
diversas estructuras de empleo, se podrá apreciar el comportamiento
probable de las redes sociales. Por esto, se utilizarán las estructuras
de empleo que respondan a lo que se denominó mercado segmentado
y mercado óptimo.__arriba
El mercado segmentado
En la situación
del mercado segmentado se reconoce la legitimidad social de los grupos
vinculados directamente al mercado, que se organizarán según
la ley, para promover sus intereses dentro de la lógica del desarrollo
del país. Este es el caso de los sindicatos reconocidos por la
legislación, las cooperativas y otras organizaciones similares.
A los trabajadores y sus familias que no se encuentran vinculados directamente
al mercado les resulta más difícil legitimar sus organizaciones
y negociar con las instancias públicas o privadas.
En este último caso se encuentran gran parte de las organizaciones
sociales que negocian espacios urbanos o soluciones de vivienda fuera
del mercado. Las redes que elaboran estos grupos constituyen elementos
que permiten a las familias o personas involucradas negociar soluciones
a sus problemas desde el punto de vista político, fuera de la lógica
del mercado.
A pesar del éxito relativo de estas redes sociales, su existencia
tiende a ser efímera, tanto por el objetivo que persiguen como
por su débil relación con el mercado. Son redes que dependen
de factores políticos, más que económicos. En este
sentido, la característica segmentada de la fuerza de trabajo hace
que las organizaciones que no responden a su lógica contribuyan
de una manera u otra a la inestabilidad de la estructura social.
Generalmente, lo que ocurre es que las redes sociales constituidas para
resolver problemas inmediatos terminan negociando en el terreno político,
propiciando pactos y convirtiendo a sus voceros en líderes y a
las contrapartes políticas en "caudillos" locales o regionales.
Se puede predecir que, si se conservan las actuales formas de segmentación
del mercado de trabajo en el área de estudio, todos aquellos sectores
que son excluidos del mercado de trabajo estable y legalmente establecido,
tendrían que buscar formas fuera de la lógica del mercado
para resolver sus problemas inmediatos. En este sentido las áreas
metropolitanas tendrían que lidiar en el año 2020 con aproximadamente
unas 350,000 personas (200,000 familias) que estarían recurriendo
a la formación de redes sociales para hacer uso de su "capital
social" en función de la necesidad de resolver sus problemas
inmediatos. Es probable que en el año 2020, bajo condiciones de
un mercado segmentado, una cifra cercana a las 200,000 familias estén
resolviendo aún su problema de vivienda por medio de la creación
de "asentamientos espontáneos" fuera del mercado
Cabría señalar la conveniencia de crear las instituciones
a nivel de los municipios u otras instancias políticas que puedan
enfrentar esta situación y coordinar el accionar de las múltiples
organizaciones y sus redes sociales. __arriba
El mercado óptimo
A diferencia del mercado
segmentado, en el caso del mercado óptimo habría que analizar
cuidadosamente el surgimiento de los diferentes sectores que hacen demandas
de empleo en las áreas metropolitanas. No se trata de planificar
la inserción de toda la población en los diversos empleos
que existen y crear nuevas oportunidades (políticas) para acomodar
a quienes se quedan por fuera. Más bien se trata de conocer bien
los elementos que caracterizan la dinámica cambiante del mercado,
al igual que mantener la información más fidedigna de los
sectores que demandan empleo.
La existencia de las "redes sociales" puede contribuir a este
objetivo, en la medida en que son precisamente estas instancias las que
se encuentran más vinculadas a la realidad de la base sociales
que son las comunidades. A través de las redes sociales se puede
establecer una relación entre las demandas de empleo y la situación
cambiante del mercado. Las redes sociales, con apoyo de las instancias
políticas, pueden generar para ambos lados información sobre
educación, salud, vivienda y otras actividades, necesarias para
el desarrollo de la comunidad y de los individuos.
Las redes sociales también tendrían que mantener una relación
estrecha con las organizaciones laborales y empresariales para legitimar
las primeras y para conocer mejor cuáles son las demandas de las
segundas. La relación puede ser directa o mediatizada por instancias
políticas, como los municipios u otras instancias.
El mercado de trabajo óptimo reconocería los tres niveles
necesarios para funcionar de manera económica, respetando las necesidades
de la población. El nivel básico lo constituye el nivel
tecnológico de producción, que demanda un trabajador con
un determinado perfil (de productividad) que pueda competir en el mercado.
El siguiente nivel lo constituyen los factores intermedios como son la
gerencia empresarial y el sindicato empresarial, y el factor de equilibrio,
que sería el gobierno. Por último, la fuente de la mano
de obra, que son las comunidades y sus redes sociales.
La negociación de los espacios o soluciones de vivienda se efectuaría
de manera óptima, sin ejercer presión innecesaria sobre
el mercado o las instancias políticas. La debilidad de las redes
sociales también se superaría al darles una relación
más orgánica con el mercado.
Se puede predecir que, con un mercado de trabajo óptimo en el área
de estudio, gran parte de las soluciones a los problemas de espacio se
podrían buscar en el marco de una lógica del mercado. Sólo
quedarían fuera del mercado de trabajo y de las instancias políticas
que lo apoyan, el sector de trabajadores extranjeros que no serían
contratados directamente por la empresa constructora del tercer juego
de esclusas del Canal. Para este grupo habría que crear las instituciones
necesarias para atender sus demandas, mientras dure su permanencia en
el país. En este sentido, el área de estudio tendría
que lidiar en el año 2020 con aproximadamente unas 150,000 personas
(100,000 familias) que no podrían recurrir al mercado de trabajo
formal o a las redes sociales para hacer uso de su "capital social",
en función de la necesidad de resolver sus problemas inmediatos.
En el caso de un mercado de trabajo óptimo existirían las
instituciones políticas (a nivel de los municipios u otras instancias)
que podrían enfrentar las demandas de espacio urbano y de vivienda,
a la vez que coordinarían el accionar de las múltiples organizaciones
y sus redes sociales. Como consecuencia, el nivel político no tendría
que invertir importantes recursos para atender los problemas inmediatos,
sentidos por los diversos sectores sociales. En cambio, podría
invertir en proyectos de más largo aliento, en el marco de la cultura
y/o la recreación.
En todo caso, habría que fortalecer las instituciones municipales
u otras instancias políticas que servirían de enlace entre
los niveles básicos y los comunitarios para coordinar el accionar
de las múltiples organizaciones y sus redes sociales. __arriba
3.7.7 Conclusiones
El área de
estudio tendrá una población de 2.4 millones habitantes
en el año 2020. Se calcula que habrá cerca de 1.2 millones
de empleos para esta fecha. La presión sobre los espacios urbanos
que realizará la población y sus actividades económicas
dependerá, en gran parte, de los planes de desarrollo urbano que
se adoptan en el presente.
Para el estudio realizado se tomaron en cuenta dos supuestos. En primer
lugar, un vigoroso crecimiento económico producto de inversiones
extranjeras, fundamentalmente en el área del Canal de Panamá.
Segundo, una experiencia histórica de crecimiento que ha legado
una infraestructura material y una red cultural que, juntos, constituyen
una realidad social. Ambos supuestos, a su vez, están ligados estrechamente
a la desaparición de la antigua Zona del Canal, barrera política
que bloqueaba la expansión urbana de las ciudades de Panamá
y Colón.
Por un lado, el crecimiento urbano puede continuar su tendencia, producto
de la realidad social que ha caracterizado al área de estudio,
provocando problemas de diferente índole que probablemente no tengan
solución. Por otro lado, la tendencia de crecimiento urbano lineal
puede modificarse aprovechando los importantes cambios económicos
que ya se iniciaron y el potencial que ofrecen las Áreas Revertidas
de la antigua Zona del Canal.
Los resultados que arroja el análisis efectuado indican que un
crecimiento económico como el pronosticado, que no tome en consideración
algunos factores sociales, produciría un escenario urbano con fuertes
contrastes especiales. Los contrastes se presentarán fundamentalmente
en los niveles de bienestar de las comunidades (falta de equipamiento
social), en las soluciones de vivienda y en el transporte intraurbano.
Un crecimiento económico como el pronosticado, sin generar cambios
en la actual estructura del mercado de trabajo segmentado, producirá
una mano de obra dividida en dos estratos muy diferenciados. Por un lado,
un estrato integrado al mercado de trabajo haciendo demandas de espacio
urbano en el mercado de bienes y servicios (y además, en los mercados
de valores, cultura y política). Por el otro, un estrato, probablemente
más grande, excluido del mercado de trabajo y sin posibilidades
de hacer demandas sobre el espacio urbano (e incluso, separado de los
mercados de valores, cultura y política).
Las demandas de espacio urbano que efectúan los trabajadores excluidos
del mercado de trabajo se efectuarán por la vía política,
negociando los espacios urbanos, previa demostración de poder político.
De esta manera surgen los "asentamientos espontáneos",
ajenos a la lógica del mercado, integrando su dinámica a
una nueva lógica transformada.
La tendencia de crecimiento
lineal puede modificarse, especialmente tomando en cuenta los supuestos
analizados. Estos son el crecimiento económico y la desaparición
de la Zona del Canal. Se propone un crecimiento multinodal del área
de estudio que descansa sobre una incorporación de la mano de obra
a un mercado de trabajo óptimo (o mejor dicho, la incorporación
óptima de la fuerza de trabajo al mercado de trabajo).
La estructura urbana multinodal propuesta se fundamenta en un sistema
de transporte existente (y por realizarse) que aumentará la accesibilidad
a las fuentes de trabajo para un mayor número de personas. Los
programas de equipamiento comunitario, a su vez, disminuirían las
desigualdades actuales en términos de la calidad de vida. Las metas
espaciales asociadas con las políticas de empleo en los nodos de
actividades, pueden generar centros de atracción para grupos heterogéneos.
Igualmente, la descentralización institucional que implica el desarrollo
multinodal facilita el acceso en términos de participación
política a diversos grupos.
La estabilidad de la mano de obra en el mercado de trabajo garantiza su
participación activa y continua en el proceso de demanda de bienes
y servicios. La demanda de espacio urbano por parte de los trabajadores
en una relación de mercado estable contribuye a un crecimiento
urbano ordenado. La propuesta multinodal de expansión se ajusta
a un crecimiento vigoroso de la economía del área de Canal,
así como de un mercado de trabajo que estructuralmente ordene las
demandas de espacio urbano por parte de la población que reside
en ella.
El mercado de trabajo óptimo se logra aplicando una política
agresiva de educación y formación técnica para garantizar
los niveles de competitividad y productividad de la fuerza de trabajo.
El objetivo no es lograr homogeneidad en la demanda de espacio urbano;
la demanda será el resultado de la capacidad que cada trabajador
tenga para actuar sobre el mercado de tierras.
La relativa homogeneidad se lograría en torno a la oferta de tierra
urbana. Cada área de desarrollo urbano (nodo) presentaría
el conjunto de oportunidades (ofertas) que forman parte del nivel de desarrollo
alcanzado en las áreas metropolitanas de Panamá.
La especificidad de cada nodo estaría dada por su inserción
singular a los mercados nacional e internacional (producción manufacturera,
servicios bancarios, operaciones marítimas, turismo, etc.) Cada
nodo ofrecería oportunidades de empleo a un mismo nivel de competitividad
y productividad, asegurando un mercado de trabajo con estabilidad óptima,
pero no necesariamente con la misma especificidad (densidad de especialización
sectorial).
Consorcio
D&M/HLM/WRT/YEC/PW
Informe Final del Plan Metropolitano
22 de diciembre de 1997
"Plan
de Desarrollo Urbano de las Áreas Metropolitanas del
Pacífico y del Atlántico"
Ministerio de Vivienda - República de Panamá
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